El título del presente artículo se le debe a una frase usada por el astrónomo Johannes Kepler (1571-1630), descubridor de la naturaleza elíptica de las órbitas de los planetas alrededor del Sol. Kepler mencionó también la divina proporción: “La geometría tiene dos grandes tesoros: uno el teorema del filosofo y matemático griego Pitágoras (572 a.C. – 497 a.C.) y el otro la división de una línea entre el extremo y su proporcional. El primero lo podemos comparar a una medida de oro y el segundo lo debemos denominar como una joya preciosa”
Sin yo ser una figura como Kepler, en mi discurso como Padrino de la promoción XIX del Colegio Jefferson en julio 2009 lo inicié de la siguiente manera: “La vida de todo ser humano se encuentra signada por un número. Todo lo que somos y tenemos es gracias a la madre de todas las ciencias: La Matemática”.
En este curioso mundo de las matemáticas existen tres números con infinitos decimales no periódicos que reciben el nombre de irracionales y se consideran de identidad propia. Cabe destacar que los dos primeros se les consideran transcendentales por no ser solución de una ecuación polinómica, al tercero el número de la belleza y la perfección (divina proporción). Los números son los siguientes:

En la Biblia se le asignó como valor el número 3, los babilonios 25/8, los egipcios 44/9, Siddanthas 3,1416 valor que se obtiene de la fracción 3927/1250, que coincide con el valor sexagesimal 3º8’30’’ de Ptolomeo (100 - 170), El astrónomo y matemático Hindú Brahmagupta (598 – 660) le dio el valor de 3,162277, también se le atribuye la creación del número cero.

• Y el menos mencionado de todos (Phi)=1,6180…, llamado número de oro o áureo. Dicho número se obtiene como solución positiva de la ecuación polinómica x2-x-1=0. El uso del número áureo data desde el 3200 a. C, y es el matemático Mark Barr que en honor a Fidias (Atenas, h. 490 a.C.- 431 a.C.) escultor griego, denomina a dicho número (Phi) por ser la primera letra de su nombre. El uso del número de oro como también es conocido tuvo presente en cada una de sus famosas obras (siendo la más destacada la decoración escultórica en relieve del Partenón). La sección áurea tuvo su auge en el Renacimiento y es probable que fuera Leonardo Da Vinci quien le diera por primera vez este nombre.
Los artistas del Renacimiento utilizaron la sección áurea en innumerables ocasiones tanto en pinturas, esculturas como en la arquitectura para así lograr el equilibrio y la belleza de sus creaciones. Da Vinci lo utilizó para definir todas las proporciones fundamentales en su pintura La Última Cena, desde las dimensiones de la mesa, la disposición de Jesús y sus apóstoles, así como las proporciones de las paredes y ventanas que se observan al fondo. La Gioconda la obra más estudiada del mundo no se libra del uso de este maravilloso número, su rostro entero está compuesto por rectángulos áureos.
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